"Él y yo", el diario especial de Gabriela Bossis

 

        Hace pocos días, tomé por la mañana el librillo de «Él y yo» para leer uno de los puntos de este diario tan particular, como para coger fuerzas para toda la semana, y pensé: «…es que estas palabras me dan la vida, se pone uno las pilas bien rápido…«, y rectifiqué: «bueno,  más que el libro, es Él quien transmite esa fuerza a través del libro…«
  Lo curioso (aunque ya estoy acostumbrado a estas «coincidencias»), es que cuando abrí el libro para leer alguno de sus puntos, me encontré con un diálogo en el que nuestra protagonista, Gabriela, se sorprendía de que su diario, puesto por escrito por indicación de Jesús, fuese a ser publicado en vida, cuando ella pensaba que más bien serviría de ayuda espiritual a lectores futuros, cuando ella hubiese fallecido. Y la coincidencia fue precisamente toparme con este diálogo sobre el sentido de fuerza y vida que transmite este libro a quienes lo leen.
    Las palabras, recogidas en su día en la festividad de San Rafael, son las siguientes: 
     » Y, ¿por qué no habría de aparecer EL Y YO, nuestro libro (porque es de los dos), viviéndo tú todavía? ¿Por qué no? Tú has hecho ya construir tu sepulcro y has vigilado todos los detalles. Nuestro libro, que será un libro de Vida, merece que tú dispongas todo lo que pueda ayudar a los lectores. ¿También en esto me vas a ayudar? Comienza hoy, que es la fiesta de San Rafael, el arcángel de las curaciones. Que el arcángel Gabriel añada la alegría y San Miguel la rapidez de esta santa actividad.
     Yo te doy los ángeles de mi Madre, vé de frente. Hasta los extremos de la tierra, estás conmigo.»
    
   Pues sí, este es el sentido de este libro, pero empecemos por el principio.


LAS LECTURAS DE LOS MÍSTICOS

  Lo que se denomina «convertirse», supone, en un primer momento, caer en la cuenta de que toda esa musiquilla que viene sonando a través de la fe católica, y de la que tantas veces nos mofamos… simplemente es verdad. Y puesto que al convertirnos la aceptamos como verdadera, entendemos que Jesús está presente de forma física y real en cualquier sagrario de cualquier iglesia por la que pasamos a toda prisa y sin reparo; hecho éste que además de «creerse» puede fácilmente «vivirse», es decir, ser realmente percibido. Esto viene a ser como un primer nivel de impacto emocional que supone un consuelo y alegría enorme, y cuyo efecto dependerá de nuestro grado de compromiso con esta gran Realidad que se ha hecho presente y que lógicamente espera nuestra respuesta.
     A partir de aquí los caminos pueden ser diferentes en función de ese grado de respuesta, pero suele seguir a este encuentro una sed de conocimiento profundo de nuestra fe, lo que puede llevar a la lectura de las obras importantes para todo católico que quiera conocer más: La Biblia (especialmente el Nuevo Testamento),  documentos editados por la Iglesia a lo largo de los siglos, biografías de santos…

     Recuerdo que en su día puse mucho interés en leer obras sobre los místicos que habían sido calificadas por la Iglesia como «compatibles» con las verdades de fe, lo que supone una garantía de veracidad de las mismas. Esto es muy importante, pues entre estas obras se cuelan muchas otras que no gozan de esa presunción, y es que, máxime en estos tiempos, nunca han faltado libros relatando encuentros fantasiosos con el más allá, y que pueden suponer una fuente de confusión enorme para el católico de a pie.

     Entre los escritos de los místicos, me llamó poderosamente la atención la lectura de un librito pequeño llamado «Él y yo«, escrito por Gabriela Bossis, una mística muy actual (vivió hasta mediados del siglo xx) y cuya forma de vida se asemejaba  bastante a la de un ciudadano ordinario de a pie (ver diario aquí).


QUIÉN ES GABRIELA BOSSIS

     Los mejores detalles sobre su vida los he encontrado en los prólogos que contienen el mismo libro mencionado. Algunos de ellos hacen referencia a una biografía escrita por una tal Madame Bouchard, y podemos destacar lo siguente:




Infancia y niñez
     Gabriela Bossis nació en Fresne, Francia, el 26 de febrero de 1874. La mayor parte de su vida la pasó en las regiones de Fresne sur Loire y Maine et Loire, su tierra
natal.
Hija de padres católicos, fue la menor de una familia de cuatro hijos, y podemos decir que fue una niña tímida y sensible, con tendencia a evitar las reuniones familiares y los tumultos. 
     Estudió en el colegio de las Damas Negras, congregación de «Las Fieles Compañeras de Jesús», y entre estas religiosas hubo especialmente una, Johanna Lhermitte, paralizada de las dos piernas,
que ejerció una influencia muy benéfica sobre Gabriela. 
     No sabemos en qué momento Gabriele descubrió ese don extraordinario que consistió en escuchar, como una locución normal, la voz de Jesús; de hecho, en su vida adulta Él mismo le recordó esa intimidad que ya desde niña comenzó a tener con Dios, tal y como está escrito en sus apuntes con estas conversaciones:
«¿Te acuerdas cuando eras pequeña y me buscabas? Te escondías dentro de un tapiz enrollado
que se encontraba en el cuarto detrás de la cocina de tu abuela. Si alguien preguntaba, ¿donde
está Gabriela?, tú pensabas: estoy con el Buen Dios.» 





Sus dotes de artista

     Con el tiempo, esa timidez se fue transformando simplemente en una vida discreta, y como parte de su educación en el seno de una familia acomodada, pronto aprendió a hacer labores de bordado, y destacó en distintas actividades artísticas: pintaba, esculpía, tocaba música y cantaba.
   Su inquietud la llevó a obtener el diploma de enfermera y prestó servicios en la Misión de Camerún que le valieron una
condecoración de la que nunca hablaba. Sin embargo, sus años de juventud fueron pasando sin apenas intuir que en la madurez de la vida iba a salir a relucir un aspecto fascinante de una personalidad inquieta que se deleitaba en la belleza: Gabriela comenzó a escribir y representar comedias, pues poseía dotes extraordinarias de actriz, lo que le llevó a representar sus obras por varios países.


    Según se describe en las biografías, su sentido para la escena era increíble,
y sus movimientos muy graciosos. A la vez reservada y sorprendente, se transformaba bajo trajes cómicos o patéticos, según lo requerían los diferentes papeles que
representaba.
Llegó a ser una persona comunicativa a quien agradaban las reuniones sociales que antes le
habían asustado tanto. 
     A nivel personal, sabía apreciar la belleza de las cosas naturales; personalmente se ocupaba
del arreglo de su jardín. Su casa estaba siempre abierta a familiares y amigos a quienes colmaba de
atenciones. 
     Físicamente, aunque no se podría decir que fuera una belleza clásica, era atractiva, alta, de
cabellera rubia dorada. Sumamente activa, su paso era flexible y seguro. Su principal encanto
residía en su sonrisa.

Su vida ordinaria
     Se desprende de la lectura de Él y yo que sus rentas procedían de la gestión de algunos inmuebles heredados, y aunque nunca transcendieron los motivos, al parecer no llegó a pensar en el matrimonio. 
     Su vida se descubre, a través del diario, inmersa en sus viajes en diversos periodos, alternando con etapas de estancia más pausada en distintas ciudades del sur de Francia. Estos viajes eran motivados la mayoría de las veces por la demanda de representación de sus obras, aunque también desarrolló en otros periodos una vida muy metropolitana y parecida a la de un ciudadano cualquiera en nuestros días. A lo largo del diario, la encontraremos viajando en tren, dando un paseo por París, o atendiendo a sus asuntos en una oficina burocrática.
     Ahora bien, dentro de esta vida ordinaria, ella conservaba ese don de escuchar de forma sensible la voz de Jesús (aunque nunca tuvo visiones ni éxtasis), y fue poniendo por escrito muchas de esas conversaciones de forma que muchos de esos Diálogos extraordinarios quedarían disponibles para todos nosotros (para leerlos, visitar página https://gbossis.blogspot.com.es/).


Detalles de su biografía
     Entre los 20 y los 24 años, de acuerdo con la Biografía de Mme. Bouchaud, Gabriela pasó por
grandes pruebas interiores, pues algunos religiosos la animaban a inclinarse por la vida contemplativa aunque no era esa la vocación que ella sentía:
 «Me creían ligera en mi juventud, pero fue entonces cuando
experimenté las más profundas penas del alma
«.  Parece como si esos años hubieran sido la preparación para su misión futura, pues ella en una ocasión
había escrito: «¿Qué son los siervos de Dios sino especie de juglares que guían los corazones al
Señor?
«

     La perseverancia hizo que finalmente encontrase su verdadero sentido a la vocación de apostolado, pero en la forma que mejor se ajustaba a su personalidad soñadora y artista (Dios sabe hacer las cosas; da vocaciones específicas pero respetándonos en todo, especialmente en los aspectos más íntimamente personales). Así, la inspiración le llegó de la mano del padre Olive, su director espiritual y párroco de Fresne, quien la lanzó a la acción: Un día le
pidió que le escribiera una comedia para los jóvenes. Era el año de 1923; ella tendría cuarenta y
nueve años cuando compuso y representó su primera obra: «El Encanto».

     Esta comedia recorrería
varias otras parroquias de la localidad. Muchas otras le seguirían, todas ellas de buen gusto y
moral perfecta. Un público cada vez más numeroso acogía estas representaciones con entusiasmo
creciente; tanto es así que Gabriela fue invitada a representar a lugares tan distantes como el
norte de África, Karacha, Túnez, Cartago, Argelia, Oasis de Golea, y también algunas ciudades de
Italia, Canadá, etc. Todo ello en respuesta a lo que Dios le pedía, pero disfrutando de lo que más llenaba su anhelo y fascinación, y es que, ya se sabe, Dios guarda a cada cual un camino específico para poder servirle en la mayor rectitud y al mismo tiempo con el mayor gozo posible
Se conocen sus recorridos, que fueron muchos y notables si tenemos en cuenta la época, sólo por
la mención que hace Gabriela de los lugares en los que recibe «palabras interiores».  


     Su experiencia espiritual proseguía durante todos estos años. El mundo no era un obstáculo. Ella
escribiría sobre esa perfecta comunicación con Dios.
En una ocasión había escuchado estas palabras: «Tus viajes irán trazando el camino del pequeño
libro
«. 

     Gabriela comenzó a escribir sus Diálogos en el año de 1936, a bordo del barco Ille de France que la
llevaba a Canadá, en obediencia al Señor.
Sus éxitos como escritora y actriz fueron tan grandes que hubo un momento en el que pensó
hacer también cine; a pesar de eso, su humildad era muy grande: «Si un día hay algo de bueno en mí, Señor, haz que no
lo sepa
«. Nada impediría la escucha de esa Voz Divina que le hablaba en lo más profundo de su
alma pidiéndole que transcribiera sus palabras. 



     Ni que decir tiene que los escritos fueron sometidos a todo tipo de estudios. Para ir al grano y no aburrir demasiado, diremos como conclusión dos cosas que son clave: en primer lugar, nada de lo que se dice en los escritos contradice las verdades de fe de la doctrina católica; en segundo lugar, muchas de las conversaciones contienen afirmaciones doctrinales ciertamente elevadas, y son tan variadas, numerosas y oportunas que, simplemente, es imposible atribuirlas a la invención de una persona como Gabriela. Es más, para despejar cualquier duda, no hay como leer el libro y sacar las oportunas conclusiones.  



Últimos años
     En sus últimos años Gabriela conoció la soledad por una especial solicitud que le hizo Cristo, como
preparación para su muerte (ya había experimentado algo similar en su
infancia, pues perdió muy pronto a sus padres y a su hermana mayor). Así, cuando murió su fiel
sirvienta María, Jesús le pidió que no la reemplazara por nadie. Esto no impediría que Gabriela
siguiera gozando de una alegria y una paz interior muy grandes. Sin embargo, nunca le faltaron
sabios y prudentes sacerdotes que la estimularan y dirigieran su vida espiritual, velando por ella
desde su primera juventud hasta su muerte. Esto lo anotaría ella en sus Cuadernos de 1948, recién
muerto uno de ellos. En cierto lugar de sus Diálogos escribe las siguientes palabras que escuchó de
Cristo: «Tú has estado siempre bajo mi dirección
     
     Desde 1939 su vida interior se va perfeccionando por las Horas Santas que Cristo le pide. Sus
palabras propias son cada vez más escasas y son las de Jesús las que tienen toda la relevancia
hasta su muerte.
En el año de 1949 tiene que someterse a una operación quirúrgica. Un ganglio infectado en el pecho
la obliga a entrar al hospital. Ella pensó entonces que muy bien podría estar próximo su fin, pero
no fue así. Logró recuperarse y, según la opinión de los médicos, no perdió el buen humor y alegría
que le eran propios. Parece que fue entonces cuando empezó a perder la vista, pero sin que
disminuyera ese entusiasmo propio de un temperamento jovial como el suyo. Un año después
volvió a enfermar de pleuresía que le impedía respirar. Esta asfixia llegó a quitársele. No obstante, sus palabras, pronunciadas en voz muy baja, fueron siempre reconfortantes para los amigos que
de muchas partes venían a visitarla. 
     Conservó su lucidez hasta los últimos momentos.
En abril de 1950, dos meses antes de morir, le comunicó el doctor que no volvería a levantarse.
Ella se pregunta: «¿Por qué entonces hay que esperar tanto?«. Y, dado su temperamento alegre e
impulsivo, ella misma se respondió en seguida: «Puesto que esta muerte está decidida, ¡que se decida!«.
La Voz le había dicho: «Tú has organizado muchas fiestas, hazme el honor de creer que Yo sé
organizar las mías
«. «Yo cortaré el más dulce de tus dulces suspiros«.


     Pocos días antes de su muerte le envía al Padre Parvulez la pluma con la que había escrito «El y
yo», y le ofrece los cuadernos originales para que le fuera más fácil leerlos. Una pequeña
recopilación de dichos cuadernos se publicó en vida de Gabriela; los demás tomos que componen
todas las notas sobre las «palabras interiores» se publicaron después de su muerte.
Este mismo sacerdote le había asegurado en una carta, que sus representaciones gustaban, no
sólo al auditorio visible sino también al invisible de Dios y de los ángeles. Y otro sacerdote, el Padre
Olive, hizo de ella este comentario: «Alma grande, tan compleja y trascendente».

      En la noche que siguió a la fiesta de Corpus (que durante toda su vida fue su festividad favorita), del 8 al 9 de junio del mismo año de 1950, vino la
cuidadora a vigilar su estado hacia las cuatro de la mañana; estaba entera y todo parecía normal
dentro de su gravedad. La cuidadora se retiró a descansar a otro cuarto y se adormeció. Cuando
regresó al lecho de Gabriela, poco tiempo después, la encontró todavía tibia, pero inmóvil.
     Y fue
así, en la Divina soledad de Él y ella, como el Señor vino «a recoger el más dulce de sus suspiros».
Gabriela fue enterrada con su hábito de Terciaria Franciscana, tal como habían sido sus deseos.
Sus sobrinos se encargaron de cumplir la voluntad de su tía tan querida.


UNA LECCIÓN DE VIDA PARA NUESTROS AJETREADOS DÍAS 





     Lo que distingue a EL Y YO de todos otros escritos místicos es que su autora no parece vivir entre
los muros de un claustro ni llevar una vida sedentaria, ni siquiera la vida quieta de una madre de
familia entregada a su hogar. 
    Se trata de una vida mucho más activa e itinerante, marcada además por el bello matiz artístico de la protagonista, tan sometida en ocasiones a fechas y horarios como nuestras ajetreadas vidas del mundo de hoy.
   
     Son pues las notas espirituales de una mujer de mundo. Por todos los caminos de Francia,
y por aquellos lugares distantes por donde fue guiándola la Providencia, Gabriela se va adaptando a las circunstancias y valiéndose de los mil y un vericuetos de la vida para seguir haciendo lo supuso su aliento vital: sus conversaciones con Dios, la cercanía a familiares y amigos, y sus amadas obras de teatro. Algo no muy distinto de lo que pueda hoy hacer cualquier alma entregada que al mismo tiempo disfruta de su quehacer cotidiano, ya sea en una oficina, en el metro, a bordo de un tren, o surcando los cielos. 

     Y… sí, seguramente habrá más referencias al diario en este blog, pero de forma específica he creado uno donde se irá publicando íntegramente el diario: ver aquí 

Lazarus (David Bowie)

copyright María Isabel Barragán Espinar.
     No fue una premonición, sino la certeza de un hombre enfermo que se sabe en sus últimos días. Escuchar esta canción por primera vez precisamente en un día como hoy, es algo que sólo pasa una vez en la vida. En esta vida que por mucho que dure sólo habrá tenido a un David Bowie, tan arriesgado como certero, tan intrépido como trascendente, tan identificado con lo sublime como desconcertante en sus decisiones. Así se forjan los Héroes.

LAZARUS


Look up here, I’m in heaven  Mira aquí arriba, estoy en el Cielo
I’ve got scars that can’t be seen  Tengo cicatrices que no pueden ser vistas
I’ve got drama, can’t be stolen  Tengo dramas que no pueden ser robados
Everybody knows me now  Todos me conocen ahora
Look up here, man, I’m in danger  Mira aquí arriba, hombre, estoy en peligro
I’ve got nothing left to lose  No tengo nada más que perder
I’m so high it makes my brain whirl  Estoy tan alto que hace mi cerebro girar 
Dropped my cell phone down below  Dejé caer mi móvil abajo
Ain’t that just like me?  ¿No es él igual que yo?
By the time I got to New York  Cuando llegué a Nueva York
I was living like a king  Estaba viviendo como un rey
Then I used up all my money  Luego empleé todo mi dinero
I was looking for your ash Estaba en busca de tu ceniza
This way or no way  Este camino, o no camino
You know, I’ll be free  Ya sabes, seré libre
Just like that bluebird  Igual que ese pájaro azul
Now ain’t that just like me?  Ahora, ¿no es él igual que yo?
Oh I’ll be free  Oh, seré libre
Just like that bluebird  Igual que ese pájaro azul
Oh I’ll be free  Oh, seré libre
Ain’t that just like me? ¿No es él igual que yo?



vangelio según San Juan 11,1-45.
Estaba enfermo por este tiempo un hombre llamado Lázaro, vecino de Betania, patria de María y de Marta sus hermanas.
(Esta María es aquella misma que derramó sobre el Señor el perfume, y le limpió los pies con sus cabellos; de la cual era hermano el Lázaro que estaba enfermo).
Las hermanas, pues, enviaron a decirle: Señor, mira que aquel a quien amas está enfermo.
Oyendo Jesús el mensaje, les dijo: Esta enfermedad no es mortal, sino que está ordenada para gloria de Dios, con la mira de que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.
Jesús tenía particular afecto a Marta y a su hermana María y a Lázaro.
Cuando oyó que éste estaba enfermo, se quedó aún dos días más en el mismo lugar.
Después de pasados estos, dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a la Judea.
Le dijeron sus discípulos: Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, y ¿quieres volver allá?
Jesús les respondió: Pues, ¿no son doce las horas del día? El que anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;  al contrario, quien anda de noche, tropieza, porque no tiene luz.
Así dijo, y les añadió después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a despertarle del sueño.
A lo que dijeron sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
Más Jesús había hablado del sueño de la muerte; y ellos pensaban que hablaba del sueño natural.
Entonces les dijo Jesús claramente: Lázaro ha muerto;
y me alegro por vosotros de no haberme hallado allí, a fin de que creáis. Pero vamos a él.
Entonces Tomás, por otro nombre Dídimo, dijo a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, y muramos con él.
Llegó, pues, Jesús y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba sepultado.
(Distaba Betania de Jerusalén como unos quince estadios).
Y habían ido muchos de los judíos a consolar a Marta y a María por la muerte de su hermano.
Marta, luego que oyó que Jesús venía, le salió a recibir; y María se quedó en casa.
Dijo, pues, Marta a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, no hubiera muerto mi hermano.
Aunque estoy persuadida de que ahora mismo te concederá Dios cualquiera cosa que le pidieres.
Le dijo Jesús: Tu hermano resucitará.
Le respondió Marta: Bien sé que resucitará en la resurrección universal, que será el último día.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: Quien cree en mí, aunque hubiere muerto, vivirá;
y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre; ¿crees tú esto?
Le respondió: ¡Oh Señor!, sí que lo creo, y que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido a este mundo.
Dicho esto, se fue, y llamó secretamente a María, su hermana, diciéndole: Está aquí el Maestro y te llama.
Apenas ella oyó esto, se levantó apresuradamente, y fue a encontrarle.
Porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que aún estaba en aquel mismo sitio en que Marta le había salido a recibir.
Por eso los judíos que estaban con María, en la casa, y la consolaban, viéndola levantarse de repente, y salir fuera, la siguieron diciendo: Esta va sin duda al sepulcro para llorar allí.
María, pues, habiendo llegado a donde estaba Jesús, viéndole, se postró a sus pies, y le dijo: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Jesús al verla llorar, y llorar también los judíos que habían venido con ella, se estremeció en su alma, y se conturbó a sí mismo,
y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Ven, Señor, le dijeron, y lo verás.
Entonces a Jesús se le arrasaron los ojos en lágrimas.
En vista de lo cual dijeron los judíos: Mirad cómo le amaba.
Mas algunos de ellos dijeron: Pues éste, que abrió los ojos a un ciego de nacimiento, ¿no podía hacer que Lázaro no muriese?
Finalmente, prorrumpiendo Jesús en nuevos sollozos, vino al sepulcro, que era una gruta cerrada con una gran piedra.
Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, hermana del difunto, le respondió: Señor, mira que ya hiede, pues hace ya cuatro días que está ahí.
Le dijo Jesús: ¿No te he dicho que si creyeres, verás la gloria de Dios?
Quitaron, pues, la piedra; y Jesús levantando los ojos al cielo, dijo: ¡Oh Padre!, gracias te doy porque me has oído: bien es verdad que yo sabía que siempre me oyes; mas lo he dicho por este pueblo que está alrededor de mí, con el fin de que crean que tú eres el que me has enviado.
Dicho esto, gritó con voz muy alta y sonora: Lázaro, sal afuera.
Y al instante el que había muerto salió fuera, ligado de pies y manos con fajas y tapado el rostro con un sudario. Les dijo Jesús: Desatadle, y dejadle ir.
Con eso muchos de los judíos que habían venido a visitar a María y a Marta, y vieron lo que Jesús hizo, creyeron en él.


Tercera campaña solidaria: Banco de Alimentos de Granada

   Aquí estamos de nuevo. Satisfechos de haber cerrado nuestra segunda campaña, y contentos de poder empezar la tercera, esta vez con un protagonista de los que se han hecho esenciales en la labor solidaria en nuestra tierra: el Banco de Alimentos de Granada.

     Y es que, a consecuencia de la tremenda crisis que asoló la economía y que aún sigue haciendo estragos, muchos héroes anónimos han entregado su esfuerzo y medios a una parte de la población que ha tenido que verse obligada a pedir para poder hacer frente a sus necesidades básicas. Y uno de los nombres que suena, y mucho, en esta labor altruísta, es el Banco de Alimentos.


     Así que hace un par de meses nos desplazamos a sus instalaciones, ubicadas en Mercagranada, para conocer de cerca a esta «empresa de bien», que con sólo tres trabajadores en plantilla, pero más de 200 voluntarios, hace auténticos milagros para repartir toneladas de alimento entre los más necesitados. Allí nos atendieron muy amablemente don Francisco Taboada y don Indalecio Sánchez, los cuales nos fueron explicando los orígenes y andaduras de Banco de Alimentos de Granada. Y conocer todo eso fue muy interesante.

Nuestra compañera Rocío, acompañada de Francisco Taboada.

QUÉ HACE EL BANCO DE ALIMENTOS

     El Banco de Alimentos de Granada es una Fundación de carácter social, cuyo objetivo principal es recoger alimentos consumibles pero no comercializables tanto de origen público como privado, y repartirlos gratuitamente entre las instituciones benéficas de la Provincia de Granada, para que éstas a su vez, los repartan. Por lo general son alimentos excedentarios del mercado, aunque en perfecto estado para el consumo humano y con todas las garantías sanitarias. 

   Su labor como vemos no es directa al necesitado, sino que son una especie de proveedores de alimentos a las instituciones que trabajan en labores caritativas directamente con la población necesitada.


     Esta tarea ha sido asumida con absoluto rigor y profesionalidad, con un compromiso de cumplimiento de todos los requisitos legales tanto por parte del Banco, como hacia los destinatarios de esos alimentos que son donados a entes legales. Independencia, Transparencia, Solidaridad y Rigor son los valores que definen el trabajo del Banco de Alimentos de Granada.
     Para poder alcanzar los loables objetivos que tantas expectativas generan, el Banco de Alimentos se apoya en una firme política de calidad y control, la cual se va revisando continuamente como mejor hilo conductor de las tareas a desarrollar. De hecho, su labor está certificada por Boreau Veritas.

     El Banco de Alimentos empezó su actividad en junio de 1996 bajo la forma jurídica de asociación, mientras que en España, funcionaban más de treinta bancos, adheridos todos a la Federación de Bancos de Alimentos de España.
     En noviembre de 2002, quedó constituido como Fundación y cuenta actualmente con cuatro delegaciones en la provincia: Guadix, Huescar, Loja y de Motril, de forma que así se racionaliza el reparto en toda la provincia.

     La actividad del Banco de Alimentos de Granada consiste en contactar, por un lado, con las empresas del sector alimentario (grandes superficies, productores, etc.), para obtener los alimentos y, por otro lado, con las entidades benéficas de Granada y su provincia con el fin de conocer sus necesidades y el número de personas acogidas; de esta manera se intenta adecuar, lo mejor posible, cada remesa a sus beneficiarios.


     Más de 100 empresas vienen colaborando y suministrando alimentos que, posteriormente, son distribuidos por la Fundación Banco de Alimentos de Granada a 278 instituciones benéficas, las cuales acogen un total de 49.000 personas con necesidades básicas. Si a ellos añadimos el colectivo de los beneficiados por los alimentos procedentes del Fondo Español de Garantía Agraria, cuya distribución y reparto asumió el Banco de Alimentos a partir de 2006, alcanzamos la cifra de aproximadamente 49.000 personas que se benefician de la labor de esta Fundación en la provincia de Granada.


RECONOCIMIENTO GENERALIZADO

     En nuestra visita a las instalaciones del Banco de Alimentos, pudimos constatar el enorme esfuerzo solidario que realizan todos los que dedican su tiempo de forma altruísta a esta labor tan necesaria, desde los órganos de gobierno, hasta los puestos operarios básicos, sumando más de doscientas personas. Su ingente labor, llegando a casi 50.000 beneficiarios en la provincia, ha sido objeto de admiración y reconocimiento en numerosas ocasiones, siendo ya muchos los titulares que podemos encontrar en cualquier hemeroteca (aunque ya todo está en internet), haciendo referencia a esta bella tarea solidaria.



     Es por ello que también BRINexpress quiere sumarse a este reconocimiento, y la mejor forma de hacerlo es participando activamente en esta labor benéfica. Por ello decidimos que Banco de Alimentos de Granada fuese el tercer protagonista de nuestras campañas solidarias, basadas en nuestro compromiso 007. 
El club de motociclismo Tiburones, de Almuñécar, 
frente a nuestras instalaciones, en una «quedada» 
a beneficio del Banco de Alimentos.

     De modo que, gracias por vuestra labor, y a nuestros clientes, gracias por sumaros a nuestra plataforma Jardín de Gente. Con vuestro repostaje haremos posible nuestra colaboración a final de año. Gracias de nuevo.


Completada nuestra segunda campaña solidaria!!!

     Hace algo más de seis meses comenzamos la colaboración con Asociación para la Solidaridad en la segunda campaña solidaria de nuestra plataforma Jardín de Gente. En esta ocasión, como ya os informamos en su momento, la colaboración de Solidaridad express va destinada a la formación de 40 mujeres para insertar las en la vida laboral y apartarlas de ambientes de violencia y marginación en la ciudad de Medellín.

     Cumplido el plazo de los seis meses, el balance ha sido muy positivo, y nuestro compromiso 007 ha arrojado la cifra de 1.937 €, algo superior a la de la campaña anterior. 

     Como hicimos en el mes de Enero, tuvimos el gusto de vernos con los representantes en Granada de Asociación para la Solidaridad hace unos días y compartimos la alegría de haber cumplido otro objetivo solidario, ambos con esta ONGD. 



     Y sin tiempo que perder, a primeros de julio hemos iniciado en BRINexpress la tercera campaña, y hemos puesto a cero el contador del compromiso 007. En breve os daremos a conocer el destinatario.
     No queda más que agradecer nuevamente el apoyo de nuestros clientes, a los cuales debemos la posibilidad de esta iniciativa solidaria, y a todos los trabajadores de BRINexpress por hacer extensiva y conocida esta labor.

    Gracias de nuevo. Os esperamos en la tercera campaña solidaria.

Entrevista a Pedro López Calvo, misionero redentorista y presidente de honor de Asociación para la Solidaridad.

     

FOTO. manolo.dj



     Junio llegó a su término, y con ello nuestra segunda campaña solidaria en colaboración con Asociación para la Solidaridad. Antes de hacer recuento de la propia campaña, y como broche de estos doce meses colaborando con esta ONGD, os quiero hacer llegar una entrevista transcurrida cuando apenas llevábamos unas semanas de andadura.

     Se trata de un amigo que tiene mucho que ver con Asociación para la Solidaridad (de hecho es el actual presidente de honor). Y es que, aunque dicen que uno elige a sus amigos, también pienso que en primer lugar Dios te los va poniendo en el camino, y luego cada cual decide. Al menos así de claro lo veo yo con los míos.

   Pedro López Calvo es amigo desde mi adolescencia, y por tanto hemos compartido mucho desde entonces, y entre tanto, también nuestros proyectos. Como misionero redentorista, hace años que me habló de Asociación para la Solidaridad, ONG vinculada a la orden,  y primera beneficiaria de nuestro proyecto Jardín de Gente. De modo hace unos meses, amistad y solidaridad se dieron la mano en una terraza en Salobreña, y fruto de ello es la entrevista que os ofrezco a continuación.


     Os dejo pues con el que ha sido, hasta hace poco, superior provincial de la Congregación del Santísimo Redentor. Disfrutadla:


ENTREVISTA

    Muy buenas Pedro. Empiezo reflexionando sobre el propio carisma de la congregación redentorista a la que perteneces, el cual lleva implícito la caridad en la misión, lo que conlleva la ayuda humanitaria a los desfavorecidos, ¿qué necesidad hay pues de que surja la Asociación para la Solidaridad? ¿Por qué nace esta ONG?
     Pues efectivamente, la congregación nace para anunciar el Evangelio a los más abandonados, y anunciar el Evangelio significa que se anuncia la Palabra pero también se responde a las necesidades, a las urgencias que conlleva la evangelización, y ahí viene la caridad y la solidaridad. 
     Hay un momento, en 1991, en el que nos damos cuenta de que hay que crear un cauce legal para que la solidaridad llegue mejor a los lugares de misión, y por eso empezamos a plantear que haya una organización reconocida por el Estado. Así nace primero una organización juvenil, en el año 91, y en el año 1992 la convertimos en Organización No Gubernamental. 
     El sentido es ése: encauzar la solidaridad de las parroquias y comunidades redentoristas en favor de los países del sur, y a través de un cauce reconocido por el Estado, lo cual supone que tienes que rendir cuentas ante el Estado y puedes también recibir subvenciones; pero por encima de todo hay una fiscalización para que todo el mundo tenga claro que lo que se da, llega al lugar destinado.

   ¿Donde se centra especialmente esta ONG? ¿Su tarea discurre paralela a los lugares de misión o lleva a cabo otro tipo de trabajos?

     Es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo. Hay otras que son del ámbito social o educativo, pero ésta es para el Desarrollo, y eso supone que los proyectos que llevamos adelante son proyectos que promueven la dignidad de la persona humana, como es creación de una escuela, o la creación de una cooperativa o un hospital. 

     Nuestro ámbito de actuación es en primer lugar los espacios donde los misioneros están trabajando (en América, en África o Asia); son los lugares prioritarios, pero no exclusivamente. Hay también muchos proyectos que se nos presentan, de otras instituciones, pero siempre desde los países del sur, y si realmente responden a los criterios que tenemos como ONG, se asumen como propios.

    Como anécdota conocida en Granada, se comenta que el Padre Manjón, antes de dedicarse a divulgar el Evangelio en las zonas deprimidas, lo primero que hacía era fundar escuelas, procurar alimento a estos colectivos, formarlos como personas, y en último lugar llevaba a cabo la propia misión evangelizadora. ¿Crees que el proceso debe ser así?
     Está claro. Primero se trata de detectar las necesidades que tiene la gente. No se puede anunciar a Cristo si la gente está pensando en cómo llenar el estómago porque está muerta de hambre. En estos momentos, la acción evangelizadora de la Iglesia, y desde luego de los misioneros redentoristas, está clara: llegas a un lugar a anunciar al Evangelio, y se organiza el propio anuncio junto con la respuesta a las necesidades sociales de aquella gente. 
     En estos momentos la evangelización hay que entenderla en esta doble dimensión del anuncio de la Palabra y de promoción. ¿Qué es lo primero? Van muy de la mano; hay veces el las que es necesario comenzar construyendo algo, y otras veces en las que te acercas a una comunidad, anuncias, creas la comunidad cristiana, y con ello vas detectando cuáles son las necesidades que tienen. Lo importante es responder a las dos opciones.


   Últimamente hemos asistido a una proliferación de muchas ONG con distintos objetivos y distintos caracteres ¿crees que esto responde a la necesidad de canalizar distintas iniciativas de carácter benéfico que en muchos casos parten de personas que se quieren desvincular de la tradicional caridad derivada de la acción evangelizadora? 
     En torno a los años 80 y 90 es cuando nace con fuerza el fenómeno de las ONG. Creo que la primera intención por parte de todas ellas es buena: se trata de crear una estructura que posibilite la solidaridad con los países del sur, con los más necesitados. En la mayor parte de las ONG vinculadas a la Iglesia el objetivo es éste, pero es verdad que alrededor de estas ONG que quieren encauzar la solidaridad nacen otras ONG que lo que quieren es convertirse también en un instrumento para conseguir financiación: una parte iría destinada a los lugares de misión, y otra parte (una gran parte por desgracia), se convierte en una forma de financiar a un grupo determinado. Por eso hay que estudiar muy bien a qué ONG le podemos dar nuestro dinero, si realmente están respondiendo a urgencias de la gente más necesitada, o si realmente son un instrumento también para conseguir dinero. Globalmente creo que podemos fiarnos de las ONG, pero sí tengo que decir que las ONG vinculadas a la Iglesia son realmente fiables. La proporción del destino de sus ingresos va prácticamente en un 5% para su funcionamiento y un 95% destinado a los fines específicos, mientras que en otras ONG la proporción no tiene nada que ver.

    ¿Cual sería tu análisis global sobre distribución riqueza y bienestar mundial? ¿Hay signos de esperanza que permitan poner fecha al fin de la pobreza?
     Bueno… vamos para atrás. Efectivamente, con los avances que tenemos, la gente podría comer y vivir dignamente en todo el mundo, hay pan para todos y posibilidad de cultura para todos. Pero ¿qué ocurre? Ocurre que los países occidentales, los países ricos, vamos subiendo nuestro nivel de vida y necesitamos cada vez más energía, energía limitada que acaba quitándose a quien menos tiene. En los últimos años sorprende que el desequilibrio ha aumentado a un ritmo increíble: los países ricos son más ricos, y los países pobres son más pobres. Por tanto, se quería cumplir en 2015 con los objetivos del milenio, se quería terminar con el hambre en el mundo, y resulta que hay más necesitados que hace veinte años. Por tanto, la situación, lejos de mejorarse, está empeorando a una marcha increíble. La crisis en la que estamos metidos ha hecho que todavía aumente más la diferencia entre pobres y ricos y la cosa por desgracia no va mejorando.
   Sí es verdad que hay lugares concretos donde están actuando algunos países, donde están actuando las ONG, en los que sí hay efectivamente una subida del nivel de vida, pero en términos globales, por desgracia no tengo mucha esperanza en estos momentos.

     ¿Qué papel podría desarrollar la ONU en este terreno? ¿Qué impedimentos le impiden liderar este esfuerzo?
   Esa debería de la labor principal de la ONU y de todos los organismos dependientes, precisamente hacer de canal para llegar especialmente a los más necesitados, pero el hecho es que no lo está haciendo. No lo está haciendo porque la ONU está gobernada por países ricos, los que tienen derecho a veto, y son los que al final toman las decisiones. Tengo la impresión de que el futuro de la ONU podría ser algo mucho más hermoso si dejara de ser un instrumento politizado y se convirtiera en un instrumento estrictamente para conseguir la paz, conseguir que llegase el alimento, la cultura… Sería un papel precioso, ojalá pudiera llegar a eso.

     La inoperancia de los políticos en su conjunto empieza a ser suplida con un movimiento silencioso a nivel civil. Las redes sociales ayudan mucho en esta tarea de concienciación. Sin embargo, a los ciudadanos de a pie aún nos cuesta dar el paso, aunque sea pequeño, del compromiso y la colaboración. ¿Estamos un poco anestesiados en nuestra comodidad?
     Sin duda. Estamos bastante anestesiados, porque uno sabe que en la medida en que la sociedad cambie hacia una clave mucho más solidaria, yo tengo que renunciar a parte de lo que tengo, porque si no, es inviable, y a la gente le cuesta renunciar a esa parte que cree conseguida, que ya tiene conseguida con el tiempo. Pero no hay otro camino, es decir, el camino para que al menos estén cubiertas las necesidades básicas de los habitantes de la Tierra está en que yo tengo que desprenderme de algo de lo que me sobra, que es mucho, para que ellos tengan lo necesario para vivir. Por tanto hay que cambiar el chip.
   Una reflexión que me hago es que, por ejemplo, en el mundo hay 1000 millones de católicos, pero hay otros 800 millones de cristianos, casi 2000 millones en total. Solamente si nosotros dijéramos «pues vamos a cambiar el chip, vamos a compartir un 10% de lo que tenemos con nuestros hermanos mas necesitados», habría una hecatombe increíble,  un vuelco tremendo en el que todo el mundo comenzaría a vivir dignamente.
     Por tanto yo creo que sí tenemos que sensibilizar a la gente buena, a la gente de buen corazón, y en nuestro caso los cristianos tenemos que sensibilizar a otros cristianos en el sentido de que no podemos vivir de esta manera porque si no, esto es inviable; es inviable para el futuro de la humanidad y es indigno que estén muriendo tantas personas que no tienen acceso a lo básico para vivir cuando nosotros tenemos unas creencias que nos invitan a todo lo contrario. ¿Sería posible?

    Y qué opinas del papel del Papa Francisco en cuanto a liderazgo mundial referido a esta concienciación tan necesaria para que todos nos involucremos en la caridad al necesitado?
     En el tema del liderazgo yo creo que no tenemos mucho ya que añadir a lo que sabemos todos ¿no? Es un líder y además ahora es el líder número uno: número uno en Time y número uno para todos los grandes periódicos y revistas del mundo. Y además merecido, ganado a pulso. Un hombre sincero, un hombre coherente, un hombre muy solidarizado, muy sensibilizado con el tema de la pobreza en el mundo, muy cercano a los pobres. 
    Me sorprende que de momento esté visitando a los países más necesitados, no está visitando a los países de siempre. El primer país europeo que va a visitar es Albania, el país más pobre de Europa, el día 21 de septiembre.
     Realmente este hombre está dando en la clave. Se ha puesto al lado de los más necesitados, de los más abandonados, y como su voz es una voz escuchada, yo creo que va a tener una influencia a nivel mundial, y espero que también a nivel de Iglesia, a nivel interno. Es un motivo de esperanza la llegada del Papa Francisco en este tema, en poder hacer para que todos tengan lo necesario para vivir dignamente.
   
     Respecto a Honduras, elegido como el primer proyecto en el que quisimos involucrarnos colaborando con Asociación para la Solidaridad, me llamó la atención el enorme nivel de corrupción que tiene este país, al margen de la pobreza ¿qué escenario de evolución social y de desarrollo vaticinas en los próximos 10 ó 15 años? ¿Hay esperanzas de que pueda haber una mejora real en el país ?
     Honduras es un país muy conocido y querido por mí. Mi primera misión allá en América en el año noventa fue en Honduras; era un país pobre, sin violencia, tranquilo… En estos momentos, según los datos de la ONU, Honduras es el país más violento del mundo, el primero, aún por delante de El Salvador y Venezuela que son los que le siguen. Un país con una pobreza extrema, el segundo país más pobre de América Latina, después de Haití, y lo increíble es que en ese clima de corrupción, en ese clima de violencia, es casi imposible sacar nada adelante; a mí me cuesta decir esto porque es un país que quiero mucho, pero es un país… sin esperanza; entre el miedo de la gente a salir a la calle, entre la pobreza y la corrupción, es un país bastante acabado; hay que empezar casi de cero, empezando por acabar con el fenómeno de las «maras», que tienen atemorizada a toda la población (y casi todos los jóvenes están metidos, una gran cantidad), de modo que es un país con un futuro muy incierto.
   ¿Ahí que se puede hacer? Pues lo que está intentando hacer la Iglesia católica y muchas organizaciones en torno a la Iglesia, como Asociación para la Solidaridad, en lugares concretos: acompañar a las comunidades en la asunción de los valores del Evangelio, y en la promoción humana y social. Pequeños pasos en lugares muy determinados, para ir cambiando la concepción, pero hace falta aparte de ésto una fuerte intervención de los poderes públicos, y también creo que la ONU debería intervenir en países como éstos, porque si no, el futuro es muy complicado.

    Y los jóvenes de este país ¿los ves como fuente de esperanza o pueden acabar sumidos en los mismos círculos viciosos de corrupción y dominio de aquellos que actualmente ostentan el poder?
      El gran problema está en las maras, estas pandillas juveniles que realmente tienen el control del país. Tienen aterrorizada a la población con asesinatos permanentes en cada barrio, el ejército está también involucrado porque además ha entrado el tema de las drogas… 
      Drogas, violencia, maras… es muy difícil sin una acción coordinada a nivel internacional el poder ayudar a estos países, sobre todo Honduras, El Salvador, Guatemala, y algo menos Nicaragua.


    Aun así, a pesar de las dificultades, siempre hay un voluntariado desinteresado que ofrece su vida desplazándose a destinos difíciles, que se separa de los suyos, que se entrega en totalidad… ¿qué me puedes decir de éstos, los auténticos héroes que están intentando cambiar estos países?
      Lo son, son héroes y además admirables. Es increíble cómo las comunidades cristianas y católicas de aquellos lugares son comunidades que están compartiendo y creando solidaridad, haciendo que haya cierto progreso allí donde están, y es admirable que mucha gente de nuestra tierra (en concreto desde España todos los años se trasladan hasta allí muchos jóvenes), ponen su tiempo libre a disposición de aquella gente, compartiendo el día a día con ellos, e involucrándose en el desarrollo de los proyectos que se están llevando a cabo por nuestras comunidades. 
     Yo creo que este es el motivo más grande de esperanza en estos momentos: que haya gente que sigue creyendo en los hondureños, y que va allí para compartir con ellos y ayudarles a salir de esta situación. Realmente es admirable y es una experiencia riquísima para los voluntarios que van desde aquí: por el clima de acogida, por la posibilidad de ayudar a generar esperanza; y es también precioso para los de allí porque en nosotros ven esperanza, ven que hay posibilidades de salir de esta situación. 
     
        Y sólo por eso merece la pena…
     Sin duda, sólo por eso y luego por el bien que se realiza. Cuando se monta una escuela en un lugar donde los chavales no tienen acceso a la educación, la satisfacción que se tiene al estar allí inaugurando con ellos, el rostro de aquellos chavales, de los padres… es impresionante.

    Muy bien. Pues me quedo con esa reflexión que creo que es importante: es necesario que todos nos desprendamos de un poquito, como la única posibilidad de que otros tengan acceso a lo imprescindible. 
   Agradecemos tus palabras, tu testimonio y tu sonrisa, sobre todo hoy, cuando mantener la sonrisa frente a las adversidades parece que cuesta un poquito más. Gracias por todo.

     ¡ Un placer hermano, a seguir luchando !




Mujeres de Medellín: presentando la segunda campaña


     La miseria se presenta de muchas maneras, y factores como la pobreza, las desigualdades económicas o la presencia de fuertes fuerzas delictivas, son factores que retroalimentan la marginación y el abuso.

     En el entorno geográfico, hay localidades cuyo nombre se relaciona directamente con situaciones como las descritas. Una de éstas, la ciudad de Medellín, evoca por méritos propios el desorden moral manifestado de múltiples formas: crimen organizado, impugnables cárteles de la droga, extorsión, corrupción, abusos, prostitución…
     Desde esta localidad, el centro de capacitación La Esperanza se puso en contacto con Asociación para la Solidaridad para presentarles su nuevo proyecto y pedir su colaboración: la capacitación profesional y humana de 40 mujeres con objeto de insertarlas en el mundo laboral, rescatándolas de ambientes marginales.


      La carta explicativa, remitida por las hermanas oblatas del Santísimo Redentor, presentes en Medellín desde hace más de 40 años, describe pormenorizadamente el proyecto y las necesidades del mismo, tanto en medios materiales como humanos, tal y como se describe a continuación:



           Con todo lujo de detalles, la documentación aportada disección a una tarea que no es ajena a la labor de estas religiosas, las cuales llevan realizando programas similares desde 1993. Tomando directamente el texto de dicha carta, extraemos lo siguiente:

Experiencia y ámbito de trabajo en Colombia: las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor llegan a Colombia en el año 1960 de Madrid (España), cuna de la congregación. Se radican en la ciudad de Bogotá, donde prestan sus servicios como obra social, en unión con el  Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (I.C.B.F) a niñas que oscilan entre los  12 y 18 años con problemas de comportamiento, en la modalidad de internados.
A partir del año 1980, buscando ser fieles al carisma de la Congregación, retomamos el trabajo con la mujer en situación de prostitución,  a quienes   acogemos, capacitamos y acompañamos en las ciudades de  Bogotá, Medellín, Ibagué, Piedecuesta yBucaramanga.
Contexto de referencia: Localidad (pueblo, ciudad), Región. 
 El proyecto funciona en la calle 51 Nº 56A – 52 Barrio San Benito, Medellín Colombia.  
Situación local: Las hermanas Oblatas   y  laicos comprometidos,  realizan la intervención en la Ciudad de Medellín con mujeres que ejercen la prostitución en los,bares, calles, clubes, prepago y en forma virtual. Las mujeres proceden de los diferentes barrios marginales de la ciudad.Estos barrios están caracterizados por la presencia de grupos armados ilegales que operan en diferentes lugares de la ciudad, donde la población y más específicamente las mujeres y niños están expuestos a todo tipo de violencia como: abuso y explotación sexual, prostitución, trata de personas, venta y consumo de sustancias psicoactivas y desplazamiento forzado.
Aunque el proyecto está  ubicado en el centro de la ciudad, la Institución solicitante está presente  a través de las diferentes actividades en los barrios de la periferia de la ciudad.
Esta realidad está  marcada por la pobreza, violencia, tráfico, consumo de drogas, alcohol, discriminación,  estigmatización social, tráfico de mujeres, turismo sexual, explotación sexual  y comercio infantil y juvenil.
Las mujeres en situación de prostitución,  en su mayoría, poseen escaso nivel escolar, alto grado de violencia intra-familiar, drogadicción, delincuencia  y desintegración familiar.Provienen de un nivel socio-económico bajo, la problemática incluye la explotación por parte del proxeneta y cliente pero también de otros problemas y situación que agravan otros aspectos de la vida de la mujer, como el hecho haber  sido introducida en la prostitución aun siendo menor de edad y haber  sufrido, en muchos casos, violación por parte de sus familiares.
En este contexto se realiza el trabajo de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor,que desarrollan una propuesta pedagógica de promoción y humanización, impulsada a través de programas y proyectos, donde se espera que las mujeres puedan vivenciar un proceso de formación integral que las lleve a ser gestoras de su propia superación y la de otras mujeres.


      

       NUESTRA APORTACIÓN SOLIDARIA

      Desde BRINexpress queremos colaborar con nuestro granito de arena en esta encomiable labor. Para ello, al igual que en el semestre anterior, destinaremos los ingresos de nuestro compromiso 007 para destinarlo a Asociación para la Solidaridad, una segunda flor en nuestro Jardín de Gente. La campaña ya está en marcha desde el 1 de Enero y terminará el próximo 30 de junio. Será nuestra forma de agradecer la necesaria labor solidaria que tantas personas realizan desinteresadamente en favor de tantos necesitados.

      
      Y por supuesto, agradecemos tu repostaje solidario para hacer posible esta realidad, una vez más. No olvides seguir nuestro blog para estar al tanto de SOLIDARIDADexpress. 

     BRINexpress: tu mejor repostaje al mejor precio.

Huerto de los Olivos: el consuelo de Jesús en Getsemaní.


     De estos días especiales de Semana Santa, cada uno escoge su representación favorita, ya sea en los pasos de las procesiones, en la secuencia de aquella película, o en el fragmento de alguna lectura piadosa.
     De entre todos los misterios, siempre me ha llamado poderosamente la atención el relato del Huerto de los Olivos, y por alguna razón me he sentido identificado con este momento de fuerte amargura en el Corazón de Jesús.
     Los Evangelios sólo nos cuentan lo necesario:

Lectura del Evangelio según San Lucas. 22, 39-46


Salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos;



y lo siguieron los discípulos.



Al llegar al sitio, les dijo: «Orad, para no caer en la tentación».


Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra

y, arrodillado, oraba diciendo:
«Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz.
Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba.
En medio de su angustia, oraba con más insistencia.
Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo.
Y levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos,
los encontró dormidos por la pena, y les dijo:
«¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación».

    

     Todo este aspecto de debilidad de Jesús, estando su naturaleza humana sometida al miedo y al tormento, casi siempre ha sido analizado considerando el lógico rechazo que todos tendríamos al contemplar próxima la tortura y la muerte. También ha sido mil veces discutido el enorme peso que tuvo que suponer la decisión tan tremenda de escoger o no una salida «airosa», para lo cual Jesús pedía a su Padre que le evitase este trance, escogiendo finalmente el sometimiento de su Voluntad a la de Él.
      Como muestra de este sufrimiento, las gotas de sangre que brotaban de su piel han sido uno de los signos que más han identificado este misterio, fenómeno conocido como hematodrosis, y que está acreditado por la ciencia médica como resultado de un fortísimo estrés del sujeto que lo padece.

     Sin embargo, no siempre se ha entrado en el detalle de la angustia padecida por Jesús como consecuencia del sometimiento de su divinidad al pecado personal de todos y cada uno de los que hemos venido al mundo. Este misterio, repugnante a su Santidad, consistió en asumir en su persona el pecado del hombre, haciéndose Cristo unión con toda la humanidad, es decir asumiendo sobre sí con toda nuestra carga de pecado de forma personal. Solamente su Infinita Misericordia pudo hacer posible que «el Santo de Dios» se impregnase de nuestra culpa, asumiendo sobre sí todo lo que la Divina Justicia exige. Asumida pues esta carga, y sometido a la Voluntad de Dios, la Víctima estaba ya preparada para entregarse como expiación por todos. 





ADENTRÁNDONOS EN EL MISTERIO

      Pero ¿cómo fue este momento? ¿Cuánto tuvo que soportar Jesús al derramarse sobre Él todo este torrente de pecado? Los Evangelos no dan más detalle, pues esto no es algo necesario para nuestra salvación, pero a lo largo de la historia de la Iglesia, varios santos han tenido revelaciones o visiones místicas donde han podido contemplar este momento tan crucial.

     Destacamos entre todos a Santa Ana Catalina Emmerick. Esta religiosa alemana que vivió en el siglo XIX, tuvo en su lecho de enfermedad intensísimas experiencias místicas, la mayoría de las cuales quedaron registradas en unas anotaciones que el doctor que estaba a su cargo iba tomando. En su momento, todos estos escritos (y  los testimonios de testigos que la escuchaban mientras estaba en éxtasis), fueron objeto de intensos estudios hasta que la Iglesia otorgó el «nihil obstat«, que indica la autorización para creer que estas revelaciones son verdaderas, aunque no forman parte de las verdades de fe que componen el credo católico. Tras su muerte la mística fue favorecida con una gracia especial, y su cuerpo quedó incorrupto, y hoy en día es venerado y puede contemplarse en perfecto estado.




    Entre todos los cuadernos que se conservan de la santa, es de destacar el que recoge los últimos días de Jesús en la Tierra, así como lo que ocurrió tras la Resurrección, con todo lujo de detalle. Esto se debe a que en los largos éxtasis de Santa Catalina, ella recibió la gracia de «trasladarse» en espíritu al lugar y tiempo en el que ocurrieron los hechos, narrando los mismos como si fuese un testigo real en aquel momento.
    
     Respecto al acontecimiento del Huerto de los Olivos, impresiona sobremanera el siguente testimonio:

«Cuando Jesús, después de instituido el Santísimo Sacramento del altar, salió del Cenáculo con los once Apóstoles, su alma estaba turbada, y su tristeza se iba aumentando. Condujo a los once por un sendero apartado en el valle de Josafat. El Señor, andando con ellos, les dijo que volvería a este sitio a juzgar al mundo; que entonces los hombres temblarían y gritarían: «¡Montes, cubridnos!». Les dijo también: «Esta noche seréis escandalizados por causa mía; pues está escrito: Yo heriré al Pastor, y las ovejas serán dispersadas. Pero cuando resucite, os precederé en Galilea».
Los Apóstoles conservaban aún algo del entusiasmo y del recogimiento que les había comunicado la santa comunión y los discursos solemnes y afectuosos de Jesús. Lo rodeaban, pues, y le expresaban su amor de diversos modos, protestando que jamás lo abandonarían; pero Jesús continuó hablándoles en el mismo sentido, y entonces dijo Pedro: «Aunque todos se escandalizaren por vuestra causa, yo jamás me escandalizaré». El Señor le predijo que antes que el gallo cantare le negaría tres veces, y Pedro insistió de nuevo, y le dijo: «Aunque tenga que morir con Vos, nunca os negaré». Así hablaron también los demás. Andaban y se paseaban alternativamente, y la tristeza de Jesús aumentaba cada vez más. Querían ellos consolarlo de un modo puramente humano, asegurándole que lo que preveía no sucedería. Se cansaron en esta vana tentativa, comenzaron a sudar, y vino sobre ellos la tentación.
Atravesaron el torrente de Cedrón, no por el puente donde fue conducido preso Jesús más tarde, sino por otro, pues habían dado un rodeo. Getsemaní, adonde se dirigían, está a media legua del Cenáculo. Desde el Cenáculo hasta la puerta del valle de Josafat, hay un cuarto de legua, y otro tanto desde allí hasta Getsemaní. Este sitio, donde Jesús en los últimos días había pasado algunas noches con sus discípulos, se componía de varias casas vacías y abiertas, y de un gran jardín rodeado de un seto, adonde no había más que plantas de adorno y árboles frutales. Los Apóstoles y algunas otras personas tenían una llave de este jardín, que era un lugar de recreo y de oración. El jardín de los Olivos estaba separado del de Getsemaní por un camino; estaba abierto, cercado sólo por una tapia baja, y era más pequeño que el jardín de Getsemaní. Había en él grutas, terraplenes y muchos olivos, y fácilmente se encontraban sitios a propósito para la oración y para la meditación. Jesús fue a orar al más retirado de todos.  






Eran cerca de las nueve cuando Jesús llegó a Getsemaní con sus discípulos. La tierra estaba todavía oscura; pero la luna esparcía ya su luz en el cielo. El Señor estaba triste y anunciaba la proximidad del peligro. Los discípulos estaban sobrecogidos, y Jesús dijo a ocho de los que le acompañaban que se quedasen en el jardín de Getsemaní, mientras él iba a orar. Llevó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y entró en el jardín de los Olivos. Estaba sumamente triste, pues el tiempo de la prueba se acercaba. Juan le preguntó cómo Él, que siempre los había consolado, podía estar tan abatido. «Mi alma está triste hasta la muerte», respondió Jesús; y veía por todos lados la angustia y la tentación acercarse como nubes cargadas de figuras terribles. Entonces dijo a los tres Apóstoles: «Quedaos ahí: velad y orad conmigo para no caer en tentación». Jesús bajó un poco a la izquierda, y se ocultó debajo de un peñasco en una gruta de seis pies de profundidad, encima de la cual estaban los Apóstoles en una especie de hoyo. El terreno se inclinaba poco a poco en esta gruta, y las plantas asidas al peñasco formaban una especie de cortina a la entrada, de modo que no podía ser visto.



Cuando Jesús se separó de los discípulos, yo vi a su alrededor un círculo de figuras horrendas, que lo estrechaban cada vez más. Su tristeza y su angustia aumentaban; penetró temblando en la gruta para orar, como un hombre que busca un abrigo contra la tempestad; pero las visiones amenazadoras le seguían, y cada vez eran más fuertes. Esta estrecha caverna parecía presentar el horrible espectáculo de todos los pecados cometidos desde la caída del primer hombre hasta el fin del mundo, y su juicio. A este mismo sitio, al monte de los Olivos, habían venido Adán y Eva, expulsados del Paraíso, sobre una tierra ingrata; en esta misma gruta habían gemido y llorado. Me pareció que Jesús, al entregarse a la divina justicia en satisfacción de nuestros pecados, hacía volver su Divinidad al seno de la Trinidad Santísima; así, concentrado en su pura, amante e inocente humanidad, y armado sólo de su amor inefable, la sacrificaba a las angustias y a los padecimientos.
Postrado en tierra, inclinado su rostro ya anegado en un mar de tristeza, todos los pecados del mundo se le aparecieron bajo infinitas formas en toda su fealdad interior; los tomó todos sobre sí, y se ofreció en la oración, a la justicia de su Padre celestial para pagar esta terrible deuda. Pero Satanás, que se agitaba en medio de todos estos horrores con una sonrisa infernal, se enfurecía contra Jesús; y haciendo pasar ante sus ojos pinturas cada vez más horribles, gritaba a su santa humanidad: «¡Como!, ¿tomarás tú éste también sobre ti?, ¿sufrirás su castigo?, ¿quieres satisfacer por todo esto?».
Entre los pecados del mundo que pesaban sobre el Salvador, yo vi también los míos; y del círculo de tentaciones que lo rodeaban vi salir hacia mí como un río en donde todas mis culpas me fueron presentadas. Al principio Jesús estaba arrodillado, y oraba con serenidad; pero después su alma se horrorizó al aspecto de los crímenes innumerables de los hombres y de su ingratitud para con Dios: sintió un dolor tan vehemente, que exclamó diciendo: «¡Padre mío, todo os es posible: alejad este cáliz!». Después se recogió y dijo: «Que vuestra voluntad se haga y no la mía». Su voluntad era la de su Padre; pero abandonado por su amor a las debilidades de la humanidad temblaba al aspecto de la muerte.
Yo vi la caverna llena de formas espantosas; vi todos los pecados, toda la malicia, todos los vicios, todos los tormentos, todas las ingratitudes que le oprimían: el espanto de la muerte, el terror que sentía como hombre al aspecto de los padecimientos expiatorios, le asaltaban bajo la figura de espectros horrendos. Sus rodillas vacilaban; juntaba las manos; inundábalo el sudor, y se estremecía de horror. Por fin se levantó, temblaban sus rodillas, apenas podían sostenerlo; tenía la fisonomía descompuesta, y estaba desconocido, pálido y erizados los cabellos sobre la cabeza. 



     Eran cerca de las diez cuando se levantó, y cayendo a cada paso, bañado de sudor frío, fue adonde estaban los tres Apóstoles, subió a la izquierda de la gruta, al sitio donde esto se habían dormido, rendidos, fatigados de tristeza y de inquietud. Jesús vino a ellos como un hombre cercado de angustias a quien el terror le hace recurrir a sus amigos, y semejante a un buen pastor que, avisado de un peligro próximo, viene a visitar a su rebaño amenazado, pues no ignoraba que ellos también estaban en la angustia y en la tentación. Las terribles visiones le rodeaban también en este corto camino. Hallándolos dormidos, juntó las manos, cayó junto a ellos lleno de tristeza y de inquietud, y dijo: «Simón, ¿duermes?». Despertáronse al punto; se levantaron y díjoles en su abandono: «¿No podíais velar una hora conmigo?». 
     Cuando le vieron descompuesto, pálido, temblando, empapado en sudor; cuando oyeron su voz alterada y casi extinguida, no supieron qué pensar; y si no se les hubiera aparecido rodeado de una luz radiante, lo hubiesen desconocido. Juan le dijo: «Maestro, ¿qué tenéis? ¿Debo llamar a los otros discípulos? ¿Debemos huir?». Jesús respondió: «Si viviera, enseñara y curara todavía treinta y tres años, no bastaría para cumplir lo que tengo que hacer de aquí a mañana. No llames a los otros ocho; helos dejados allí, porque no podrían verme en esta miseria sin escandalizarse: caerían en tentación, olvidarían mucho, y dudarían de Mí, porque verían al Hijo del hombre transfigurado, y también en su oscuridad y abandono; pero vela y ora para no caer en la tentación, porque el espíritu es pronto, pero la carne es débil».
Quería así excitarlos a la perseverancia, y anunciarles la lucha de su naturaleza humana contra la muerte, y la causa de su debilidad. Les habló todavía de su tristeza, y estuvo cerca de un cuarto de hora con ellos. Se volvió a la gruta, creciendo siempre su angustia: ellos extendían las manos hacia Él, lloraban, se echaban en los brazos los unos a los otros, y se preguntaban: «¿Qué tiene?, ¿qué le ha sucedido?, ¿está en un abandono completo?». Comenzaron a orar con la cabeza cubierta, llenos de ansiedad y de tristeza. 
     Todo lo que acabo de decir ocupó el espacio de hora y media, desde que Jesús entró en el jardín de los Olivos. En efecto, dice en la Escritura: «¿No habéis podido velar una hora conmigo?». Pero esto no debe entenderse a la letra y según nuestro modo de contar. Los tres Apóstoles que estaban con Jesús habían orado primero, después se habían dormido, porque habían caído en tentación por falta de confianza. Los otros ocho, que se habían quedado a la entrada, no dormían: la tristeza que encerraban los últimos discursos de Jesús los había dejado muy inquietos; erraban por el monte de los Olivos para buscar algún refugio en caso de peligro.




Había poco ruido en Jerusalén; los judíos estaban en sus casas ocupados en los preparativos de la fiesta; yo vi acá y allá amigos y discípulos de Jesús, que andaban y hablaban juntos; parecían inquietos y como si esperasen algún acontecimiento. La Madre del Señor, Magdalena, Marta, María hija de Cleofás, María Salomé, y Salomé, habían ido desde el Cenáculo a la casa de María, madre de Marcos. María asustada de lo que decían sobre Jesús, quiso venir al pueblo para saber noticias suyas. Lázaro, Nicodemus, José de Arimatea, y algunos parientes de Hebrón, vinieron a velar para tranquilizarla. Pues habiendo tenido conocimiento de las tristes predicciones de Jesús en el Cenáculo, habían ido a informarse a casa de los fariseos conocidos suyos, y no habían oído que se preparase ninguna tentativa contra Jesús: decían que el peligro no debía ser tan grande; que no atacarían al Señor tan cerca de la fiesta.
     Ellos no sabían nada de la traición de Judas. María les habló de la agitación de éste en los últimos días y de qué manera había salido del Cenáculo: seguramente había ido a denunciar a Jesús (Ella le había dicho con frecuencia que era un hijo de perdición).
Las santas mujeres se volvieron a casa de María, madre de Marcos. 



Cuando Jesús volvió a la gruta y con Él todos sus dolores, se prosternó con el rostro contra la tierra y los brazos extendidos, y en esta actitud rogó a su Padre celestial; pero hubo una nueva lucha en su alma, que duró tres cuartos de hora. Vinieron ángeles a mostrarle en una serie de visiones todos los dolores que había de padecer para expiar el pecado. Mostráronle cuál era la belleza del hombre antes de su caída, y cuánto lo había desfigurado y alterado ésta. Vio el origen de todos los pecados en el primer pecado; la significación y la esencia de la concupiscencia; sus terribles efectos sobre las fuerzas del alma humana, y también la esencia y la significación de todas las penas correspondientes a la concupiscencia. Le mostraron, en la satisfacción que debía de dar a la divina Justicia, un padecimiento de cuerpo y alma que comprendía todas las penas debidas a la concupiscencia de toda la humanidad; la deuda del género humano debía ser satisfecha por la naturaleza humana, exenta de pecado, del Hijo de Dios. Los ángeles le presentaban todo esto bajo diversas formas, y yo percibía lo que decían, a pesar de que no oía su voz. Ningún lenguaje puede expresar el dolor y el espanto que sobresaltaron el alma de Jesús a la vista de estas terribles expiaciones; el dolor de esta visión fue tal, que un sudor de sangre salió de todo su cuerpo.




Mientras la humanidad de Jesucristo estaba sumergida en esta inmensidad de padecimientos, yo noté en los ángeles un movimiento de compasión; hubo un momento de silencio; me pareció que deseaban ardientemente consolarle, y que por eso oraban ante el trono de Dios. Hubo como una lucha de un instante entre la misericordia y la justicia de Dios, y el amor que se sacrificaba. Me pareció que la voluntad divina del Hijo se retiraba al Padre, para dejar caer sobre su humanidad todos los padecimientos que la voluntad humana de Jesús pedía a su Padre que alejara de Él. Vi esto en el momento de consolar a Jesús, y en efecto, recibió en ese instante algún alivio. Entonces todo desapareció, y los ángeles abandonaron al Señor cuya alma iba a sufrir nuevos ataques. 






Habiendo resistido victoriosamente Jesús a todos estos combates por su abandono completo a la voluntad de su Padre celestial, le fue presentado un nuevo círculo de horribles visiones. La duda y la inquietud que preceden al sacrificio en el hombre que se sacrifica, asaltaron el alma del Señor, que se hizo esta terrible pregunta: «¿Cuál será el fruto de este sacrificio?». Y el cuadro más terrible vino a oprimir su amante corazón. Apareciéronse a los ojos de Jesús todos los padecimientos futuros de sus Apóstoles, de sus discípulos y de sus amigos; vio a la Iglesia primitiva tan pequeña, y a medida que iba creciendo vio las herejías y los cismas hacer irrupción, y renovar la primera caída del hombre por el orgullo y la desobediencia; vio la frialdad, la corrupción y la malicia de un número infinito de cristianos; la mentira y la malicia de todos los doctores orgullosos, los sacrilegios de todos los sacerdotes viciosos, las funestas consecuencias de todos estos actos, la abominación y la desolación en el reino de Dios en el santuario de esta ingrata humanidad, que Él quería rescatar con su sangre al precio de padecimientos indecibles. Vio los escándalos de todos los siglos hasta nuestro tiempo y hasta el fin del mundo, todas las formas del error, del fanatismo furioso y de la malicia; todos los apóstatas, los herejes, los reformadores con la apariencia de Santos; los corruptores y los corrompidos lo ultrajaban y lo atormentaban como si a sus ojos no hubiera sido bien crucificado, no habiendo sufrido como ellos lo entendían o se lo imaginaban, y todos rasgaban el vestido sin costura de la Iglesia; muchos lo maltrataban, lo insultaban, lo renegaban: muchos al oír su nombre alzaban los hombros y meneaban la cabeza en señal de desprecio; evitaban la mano que les tendía, y se volvían al abismo donde estaban sumergidos. Vio una infinidad de otros que no se atrevían a dejarlo abiertamente, pero que se alejaban con disgusto de las llagas de su Iglesia, como el levita se alejó del pobre asesinado por los ladrones. Se alejaban de su esposa herida, como hijos cobardes y sin fe abandonan a su madre cuando llega la noche, cuando vienen los ladrones, a los cuales, la negligencia o la malicia ha abierto la puerta. 


     El Salvador vio con amargo dolor toda la ingratitud, toda la corrupción de los cristianos de todos los tiempos; juntaba las manos, caía como abrumado sobre sus rodillas, y su voluntad humana libraba un combate tan terrible contra la repugnancia de sufrir tanto por una raza tan ingrata, que el sudor de sangre caía de su cuerpo a gotas sobre el suelo. En medio de su abandono, miraba alrededor como para hallar socorro, y parecía tomar el cielo, la tierra y los astros del firmamento por testigos de sus padecimientos. Como elevaba la voz los tres Apóstoles se despertaron, escucharon y quisieron ir hacia Él; pero Pedro detuvo a los otros dos, y dijo: «Estad quietos: yo voy a Él». Lo vi correr y entrar en la gruta, exclamando: «Maestro, ¿qué tenéis?» . Y se quedó temblando a la vista de Jesús ensangrentado y aterrorizado. Jesús no le respondió. Pedro se volvió a los otros, y les dijo que el Señor no le había respondido, y que no hacía más que gemir y suspirar. Su tristeza se aumentó, cubriéronse la cabeza, y lloraron orando. Muchas veces le oí gritar: «Padre mío, ¿es posible que he de sufrir por esos ingratos? ¡Oh Padre mío! ¡Si este cáliz no se puede alejar de mí, que vuestra voluntad se haga y no la mía!».
En medio de todas esas apariciones, yo veía a Satanás moverse bajo diversas formas horribles, que representaban diferentes especies de pecados. Estas figuras diabólicas arrastraban, a los ojos de Jesús, una multitud de hombres, por cuya redención entraba en el camino doloroso de la cruz. Al principio vi rara vez la serpiente, después la vi aparecer con una corona en la cabeza: su estatura era gigantesca, su fuerza parecía desmedida, y llevaba contra Jesús innumerables legiones de todos los tiempos, de todas las razas. En medio de esas legiones furiosas, de las cuales algunas me parecían compuestas de ciegos, Jesús estaba herido como si realmente hubiera sentido sus golpes; en extremo vacilante, tan pronto se levantaba como se caía, y la serpiente, en medio de esa multitud que gritaba sin cesar contra Jesús, batía acá y allá con su cola, y desollaba a todos lo que derribaba.
Entonces me fue revelado que estos enemigos del Salvador eran los que maltrataban a Jesucristo realmente presente en el Santísimo Sacramento. Reconocí entre ellos todas las especies de profanadores de la Sagrada Eucaristía. Yo vi con horror todos esos ultrajes; desde la irreverencia, la negligencia, la omisión, hasta el desprecio, el abuso y el sacrilegio; desde la adhesión a los ídolos del mundo, a las tinieblas y a la falsa ciencia, hasta el error, la incredulidad, el fanatismo y la persecución. Vi entre esos hombres, ciegos, paralíticos, sordos, mudos y aun niños. Ciegos que no querían ver la verdad, paralíticos que no querían andar con ella, sordos que no querían oír sus avisos y amenazas; mudos que no querían combatir por ella con la espada de la palabra, niños perdidos por causa de padres o maestros mundanos y olvidados de Dios, mantenidos con deseos terrestres, llenos de una vana sabiduría y alejados de las cosas divinas. Vi con espanto muchos sacerdotes, algunos mirándose como llenos de piedad y de fe, maltratar también a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Yo vi a muchos que creían y enseñaban la presencia de Dios vivo en el Santísimo Sacramento, pero olvidaban y descuidaban el Palacio, el Trono, lugar de Dios vivo, es decir, la Iglesia, el altar, la custodia, los ornamentos, en fin, todo lo que sirve al uso y a la decoración de la Iglesia de Dios. Todo se perdía en el polvo y el culto divino estaba si no profanado interiormente, a lo menos deshonrado en el exterior. Todo eso no era el fruto de una pobreza verdadera, sino de la indiferencia, de la pereza, de la preocupación de vanos intereses terrestres, y algunas veces del egoísmo y de la muerte interior.
Aunque hablara un año entero, no podría contar todas las afrentas hechas a Jesús en el Santísimo Sacramento, que supe de esta manera. Vi a los autores de ellas asaltar al Señor, herirle con diversas armas, según la diversidad de sus ofensas. Vi cristianos irreverentes de todos los siglos, sacerdotes ligeros o sacrílegos, una multitud de comuniones tibias o indignas. ¡Qué espectáculo tan doloroso! Yo veía la Iglesia, como el cuerpo de Jesús, y una multitud de hombres que se separaban de la Iglesia, rasgaban y arrancaban pedazos enteros de su carne viva. Jesús los miraba con ternura, y gemía de verlos perderse.Vi las gotas de sangre caer sobre la pálida cara del Salvador. 
Después de la visión que acabo de hablar, huyó fuera de la caverna. Cuando vino hacia los Apóstoles, tenían la cabeza cubierta, y se habían sentado sobre las rodillas en la misma posición que tiene la gente de ese país cuando está de luto o quiere orar. Jesús, temblando y gimiendo, se acercó a ellos, y despertaron. Pero cuando a la luz de la luna le vieron de pie delante de ellos, con la cara pálida y ensangrentada, no lo conocieron de pronto, pues estaba muy desfigurado. Al verle juntar las manos, se levantaron, y tomándole por los brazos, le sostuvieron con amor, y Él les dijo con tristeza que lo matarían al día siguiente, que lo prenderían dentro de una hora, que lo llevarían ante un tribunal, que sería maltratado, azotado y entregado a la muerte más cruel. No le respondieron, pues no sabían qué decir; tal sorpresa les había causado su presencia y sus palabras. Cuando quiso volver a la gruta, no tuvo fuerza para andar. Juan y Santiago lo condujeron y volvieron cuando entró en ella; eran las once y cuarto, poco más o menos.



Durante esta agonía de Jesús, vi a la Virgen Santísima llena de tristeza y de amargura en casa de María, madre de Marcos. Estaba con Magdalena y María en el jardín de la casa, encorvada sobre una piedra y apoyada sobre sus rodillas. Había enviado un mensajero a saber de Él, y no pudiendo esperar su vuelta, se fue inquieta con Magdalena y Salomé hacia el valle de Josafat. Iba cubierta con un velo, y con frecuencia extendía sus brazos hacia el monte de los Olivos, pues veía en espíritu a Jesús bañado de un sudor de sangre, y parecía que con sus manos extendidas quería limpiar la cara de su Hijo.
En aquel momento los ocho Apóstoles vinieron a la choza de follaje de Getsemaní, conversaron entre sí, y acabaron por dormirse. Estaban dudosos, sin ánimo, y atormentados por la tentación. Cada uno había buscado un sitio en donde poderse refugiar, y se preguntaban con inquietud: «¿Qué haremos nosotros cuando le hayan hecho morir? Lo hemos dejado todo por seguirle; somos pobres y desechados de todo el mundo; nos hemos abandonado enteramente a Él, y ahora está tan abatido, que no podemos hallar en Él ningún consuelo».


EL CONSUELO DE JESÚS

     Es mucho lo que tuvo que padecer Jesus en este «trance de pecado», así como el temor de la muerte atroz que se avecinaba. Sin embargo, sabemos que en medio del dolor, el ángel del Señor lo confortó. ¿En qué consistía este consuelo? Ana Catalina Emmerick nos cuenta lo siguiente:

     «Vi a Jesús orando todavía en la gruta, luchando contra la repugnancia de su naturaleza humana, y abandonándose a la voluntad de su Padre. Aquí el abismo se abrió delante de Él, y los primeros grados del limbo se le presentaron. Vi a Adán y a Eva, los Patriarcas, los Profetas, los justos, los parientes de su Madre y Juan Bautista, esperando su llegada al mundo inferior, con un deseo tan violento, que esta vista fortificó y animó su corazón lleno de amor. Su muerte debía abrir el Cielo a estos cautivos. Cuando Jesús hubo mirado con una emoción profunda estos Santos del antiguo mundo, los ángeles le presentaron todas las legiones de los bienaventurados futuros que, juntando sus combates a los méritos de su Pasión, debían unirse por medio de Él al Padre celestial. Era esta una visión bella y consoladora. Vio la salvación y la santificación saliendo como un río inagotable del manantial de redención abierto después de su muerte.
Los Apóstoles, los discípulos, las vírgenes y las mujeres, todos los mártires, los confesores y los ermitaños, los Papas y los Obispos, una multitud de religiosos, en fin, todo el ejército de los bienaventurados se presentó a su vista. Todos llevaban una corona sobre la cabeza, y las flores de la corona diferían de forma, de color, de olor y de virtud, según la diferencia de los padecimientos, de los combates, de las victorias con que habían adquirido la gloria eterna. Toda su vida y todos sus actos, todos sus méritos y toda su fuerza, como toda la gloria de su triunfo, venían únicamente de su unión con los méritos de Jesucristo.»



     Fueron pues estas visiones en las que podía contemplar el fruto de su inmolación como Víctima perfecta, el auténtico resorte en el que se agarró su debilitada naturaleza humana para asumir la necesaria Redención. Ahora ya podía de alguna manera anticipar el triunfo de la Resurrección que sellaría su obra salvífica. 


LAS ÚLTIMAS TENTACIONES EN LA NOCHE OSCURA

     Sigue narrando la santa:

     «Pero estas visiones consoladoras desaparecieron, y los ángeles le presentaron su Pasión, que se acercaba. Vi todas las escenas presentarse delante de Él, desde el beso de Judas hasta las últimas palabras sobre la Cruz. Vi allí todo lo que veo en mis meditaciones de la Pasión. La traición de Judas, la huida de los discípulos, los insultos delante de Anás y de Caifás, la apostasía de Pedro, el tribunal de Pilatos, los insultos de Herodes, los azotes, la corona de espinas, la condenación a muerte, el camino de la Cruz, el sudario de la Verónica, la crucifixión, los ultrajes de los fariseos, los dolores de María, la Magdalena y de Juan, la abertura del costado; en fin, todo le fue presentado con las más pequeñas circunstancias. Lo aceptó todo voluntariamente, y a todo se sometió por amor de los hombres.
Al fin de las visiones sobre la Pasión, Jesús cayó sobre su cara como un moribundo; los ángeles desaparecieron; el sudor de la sangre corrió con más abundancia y atravesó sus vestidos. La más profunda oscuridad reinaba en la caverna. Vi bajar un ángel hacia Jesús. Estaba vestido como un sacerdote, y traía delante de él, en sus manos, un pequeño cáliz, semejante al de la Cena. En la boca de este cáliz se veía una cosa ovalada del grueso de una haba, que esparcía una luz rojiza. El ángel, sin bajar hasta el suelo, extendió la mano derecha hacia Jesús, que se enderezó, le metió en la boca este alimento misterioso y le dio de beber en el pequeño cáliz luminoso. Después desapareció.



Habiendo Jesús aceptado libremente el cáliz de sus padecimientos y recibido una nueva fuerza, estuvo todavía algunos minutos en la gruta, en una meditación tranquila, dando gracias a su Padre celestial. Estaba todavía afligido, pero confortado naturalmente hasta el punto de poder ir al sitio donde estaban los discípulos sin caerse y sin sucumbir bajo el peso de su dolor.
Cuando Jesús llegó a sus discípulos, estaban éstos acostados como la primera vez; tenían la cabeza cubierta, y dormían. El Señor les dijo que no era tiempo de dormir, que debían despertarse y orar. «Ved aquí a hora en que el Hijo del hombre será entregado en manos de los pecadores», les dijo; «levantaos y andemos: el traidor está cerca: más le valdría no haber nacido». Los Apóstoles se levantaron asustados, mirando alrededor con inquietud. Cuando se serenaron un poco, Pedro dijo con animación: «Maestro, voy a llamar a los otros para que os defendamos». Pero Jesús le mostró a cierta distancia del valle, del lado opuesto del torrente del Cedrón, una tropa de hombres armados que se acercaban con faroles, y le dijo que uno de ellos le había denunciado. Les habló todavía con serenidad, les recomendó que consolaran a su Madre, y les dijo: «Vamos a su encuentro: me entregaré sin resistencia entre las manos de mis enemigos». Entonces salió del jardín de los Olivos con sus tres discípulos, y vino al encuentro de los soldados en el camino que estaba entre el jardín y Getsemaní.»


NUESTRO PAPEL EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS

     Tremendo ¿no? Significa esto que, de alguna manera, todos hemos desempeñado un papel en Getsemaní. Por un lado, en mayor o menor grado hemos contribuido a la carga de dolor nauseabunda por nuestro pecado personal, pues Jesús tuvo que asumir en su Divinidad esta carga de pecado; pero por otro lado, también tenemos la oportunidad de formar parte de ese alivio que consistía en contemplar los frutos de su entrega en la Cruz. Es decir, por este misterio derivado de la contemplación que vivió Jesús, todos tenemos la oportunidad, el privilegio y la responsabilidad de aliviar la carga de dolor del trance de Getsemaní.
     Son muchos los santos que consciente o inconscientemente, conmovidos por el pasaje del huerto de los olivos, han procurado buscar consuelo para el Corazón de Jesús. Así por ejemplo, nuestra santa Teresa de Jesús, de cuyo nacimiento se acaban de cumplir 500 años, era fiel a este misterio. En el libro «Teresa de Jesús, fundadora y orante», de Jesús Martí Ballester, encontramos lo siguiente:
    «Comenzó a orar acompañando a Cristo, consolándole y deseando limpiarle el sudor en la Oración del Huerto. No era una oración racional, sino un diálogo vivo con Dios. Es verdad lo que dice, tras su estudio grafológico, Moretti: «Su espíritu se apoya menos en el raciocinio que en la intuición nutrida de un derroche de imaginación». Aquel corazón que había despertado al amor, después de haber experimentado ese sentimiento tan bello y tan grandioso y transformante, necesitaba depositar ese amor en otro corazón más grande, que no estuviera sujeto a la mutabilidad humana, y que durara siempre, eternamente, que será el de Cristo. Se cumple lo que diagnostica Moretti: «Sabe distinguir los sentimientos auténticos y los espurios y, por ende, pone en orden la vida psíquica y orienta el sentimiento, tanto en el trato como en sus relaciones con Dios». Comenzó a orar acompañando a Cristo en la Oración del Huerto, porque es ahí donde le ve más solo. Tiene el Señor una especial necesidad de consuelo en la Oración del Huerto.»

 A otra mística contemporánea, Gabrielle Bossis, ha dicho el Salvador: «¡Os necesito tanto en el Huerto de los Olivos! ¡Me hallaba tan solo en mi extremada agonía!»



Son especialmente ilustrativas las siguientes palabras que encontramos en su diario:
     «Deseo  que  venga  a  consolarme  el  pensamiento  cálido  y  fiel  de  Mis  amigos.  Yo,  en  cambio,  los  consolaré  cuando  se  duerman  para  el  tránsito  a  la  otra  vida. Extraña  cosa,  ¿no es verdad?  ¡Que una simple creatura pueda consolar a su Dios!  Y  sin  embargo,  es  así.  Mi  Amor invierte los papeles,  proveyéndolos como  de  un medio nuevo,  como una especie de protección que se Me puede prestar;  tanta así es la necesidad que Yo tengo de recibir todas vuestras maneras de amar,  todas  las formas que puede tomar vuestra ternura.»

     Diríamos que la Misericordia de Dios ha sido tan grande con el hombre, que le ha otorgado incluso el privilegio de poder ser Uno-con-Cristo, hasta el extremo de que se le ha otorgado un papel de participación no sólo en la propia redención del hombre (cuando unimos nuestra cruz a la de Cristo), sino también un papel de amigo intimísimo de Jesús, al que podemos unirnos de forma especial en sus momentos más amargos. Gran oportunidad ésta para reparar por tanto daño y para resarcir en parte la dolorosa Pasión de Cristo, es decir, la gran ofrenda que tan cara tuvo que pagar como única Víctima expiatoria.

     Tomemos pues en serio este regalo tan especial, y no olvidemos esta oportunidad de consuelo en nuestra ofrenda diaria personal. Como muestra, una oración para comenzar cada día:

 Padre Eterno
Yo te ofrezco todos los actos cotidianos del día
por medio de las manos purísimas de María,
para que unidos a los méritos infinitos de tu Hijo
sean para Ti una ofrenda agradable:
para tu mayor gloria
para la pronta llegada de tu reino,
y por la salvación de las almas;
también como consuelo de Nuestro Señor
en la noche oscura del Huerto de los Olivos
y consuelo de los dolores de María.
Gracias Señor, en Ti confío.



      

Fina Ropa Blanca (Spinetta)

    


    Sí, de nuevo Spinetta. Es demasiado grande y ayer fue el tercer aniversario de su muerte. 


     Lo de Spinetta fue como si me arrancaran un dedo. Me explico: todos tenemos a nuestros favoritos, esos escogidos, imprescindibles, entre los cuales no te pones de acuerdo para ordenarlos por preferencia, y mucho menos te atreves a escoger a un favorito (o sólo durante un tiempo). Son esos artistas que han contribuído a nuestras más grandes emociones y que cuentas con los de dedos de una mano. Pues bien, el Flaco era uno de esos dedos…
     Estos días lo estoy escuchando mucho, y no deliberadamente por la proximidad del aniversario; simplemente me apetecía, o lo necesitaba, como tantas y tantas músicas siempre necesarias…
     
     Vagando entre sus discos, valiéndome del modo aleatorio del ipod, me encontré varias veces con el fabuloso concierto de Vélez, esa exquisita edición de «las bandas eternas» que, vista en perspectiva, parecía toda una despedida en vida del gran Luis Alberto. 
    De entre todas, quise escoger esta de Fina Ropa Blanca, pues entre toda la obra poética del Flaco, yo disfruto especialmente con aquellas letras que son fácilmente entendibles, aunque es cierto que, como dice Fito Páez, la poesía de Spinetta no siempre se entiende «ni falta que le hace«. 

     Las palabras escogidas, la metáfora de las velas de un barco «en procura de una brisa«, la melodía… Y su forma de cantar. Gracias Flaco, una vez más…


Ella reía con su fina ropa blanca,
despojándose al sol

Como un fantasma que deshollina todo mi cuerpo

Una piedra en el sol


Todos los espejos de su corazón

se quebraron en mi

Todas las mañanas me parecen una

Todo el cielo se fue

y en busca de que

Acaso las sombras huyan


Algo lumínico en su cierre que se abre

Algo inerte y final

Dejando huellas en las sombras y en las calles

Una niebla en el mar


Solo nubes en procura de una brisa

Solo nubes en procura de una brisa

Llevándolas, solo llevándolas

Y acaso las sombras huirán


Todos los espejos de su corazón

se quebraron en mi

Todas las mañanas me parecen solo una

Todo el cielo se fue

y en busca de que

Acaso las sombras huirán


Ella reía con su fina ropa blanca

despojandose al sol

Y yo hago un barco con el molde de su cuerpo

Quiero verlo en el mar

bajo nubes en procura de una brisa

bajo nubes en procura de una brisa


Llevándola, solo llevándola

Y acaso las sombras huirán

“Algunos dirán: ¿cómo resucitan los muertos?, ¿con qué tipo de cuerpo salen? … Al enterrarse es un cuerpo que se pudre; al resucitar será tal que no puede morir. Al enterrarse es cosa despreciable; al resucitar será glorioso. Lo enterraron inerte, pero resucitará lleno de vigor. Se entierra un cuerpo terrenal, y resucitará espiritual … Adán por ser terrenal es modelo de los cuerpos terrenales; Cristo que viene del Cielo, es modelo de los celestiales. Y así como nos parecemos ahora al hombre terrenal, al resucitar llevaremos la semejanza del hombre celestial … cuando nuestro ser mortal se revista de inmortalidad y nuestro ser corruptible se revista de incorruptibilidad” (San Pablo,1a.Cor 15, 35-58).

Las improvisaciones del Papa Francisco

   

«La realidad es superior a la idea.»

     Si hay una palabra que sintetice lo que ha supuesto para la Iglesia la llegada del Papa Francisco, esta es «bendición». A nadie mejor ha podido suscitar el Espíritu Santo, iluminando a los cardenales electores del pasado cónclave. Lo que ocurre es que, para apreciar bien esto, no basta con una lectura aislada o un visionado esporádico de las noticias de recorte que los informativos nos dosifican sobre Francisco. Además de un espíritu abierto y una mirada de «vista de pájaro» sobre los signos de nuestro tiempo, es  necesario llevar un cercano seguimiento de las labores de este Papa.

     Precisamente ahora, cuando algunos sectores católicos y no católicos han venido a cuestionar la conveniencia de la «improvisación» del pontífice en muchos de sus coloquios, charlas y sermones, vengo yo a poner los puntos sobre las íes en este asunto (por supuesto, es una opinión personal no infalible).


     El Papa sobre la libertad de expresión.

     Las declaraciones del Papa sobre este asunto, con motivo de los lamentables atentados relacionados con la revista francesa «Charlie Hebdo», han motivado que se afilen bien las plumas y muchos hayan escrito sobre esto.  En este coloquio distendido atendiendo a unos periodistas en el reciente viaje a Filipinas, como ha hecho muchas otras veces, el Papa, según algunos, precipitó unas palabras cuando menos inconvenientes, pero hay quienes se han atrevido estúpidamente a hablar de… ¡apología del terrorismo! 
     Y digo yo… ¿Es que estamos tontos? O cuando menos sordos, porque creo que el contexto en el que Francisco habló de un «puñetazo», justificaba perfectamente el empleo de esas palabras. Escuchemos bien lo que dijo y prestemos atención a sus palabras:

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    Lo primero sobre lo que quiero llamar la atención es sobre el tono empleado, el énfasis y entonación usado con la intención de que entremos en el contexto de lo que Francisco quiere significar. Y lógicamente las palabras empleadas que reproduzco literalmente:
 
    

«Creo que los dos son derechos humanos fundamentales, tanto la libertad religiosa, como la libertad de expresión. Pero… ¿Usted es francés? Vayamos a París, hablemos claro. No se puede esconder la verdad: cada uno tiene el derecho de practicar su propia religión sin ofender, libremente. Y así hacemos y queremos hacer todos.

Segundo, no se puede ofender, o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, es decir, en nombre de Dios. A nosotros lo que pasa ahora, nos asombra. Pero pensemos en nuestra historia: ¿cuántas guerras de religión tuvimos? Piense en la Noche de San Bartolomé. ¿Cómo se entiende esto? También nosotros fuimos pecadores en esto, pero no se puede matar en nombre de Dios, es una aberración. Matar en nombre de Dios es una aberración. Esto es lo principal de la libertad de religión: se debe hacer con libertad, sin ofender, pero sin imponer y sin matar.


La libertad de expresión: cada uno no sólo tiene la libertad, sino que tiene el derecho y la obligación de decir lo que piensa para ayudar al bien común. Si un diputado o un senador no dice lo que piensa que es el verdadero camino, no colabora al bien común. Y no sólo estos, sino tantos otros.


Tenemos la obligación de decir abiertamente, tener esta libertad, pero sin ofender. Porque, es verdad que no se puede reaccionar violentamente. Pero si el doctor Gasbarri, gran amigo, dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal! No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. No se puede.


Benedicto XVI en un discurso, no me acuerdo cuál, había hablado de esta mentalidad post positivista, de la metafísica post positivista, que llevaba a creer que las religiones o las expresiones religiosas son una suerte de subculturas, que son toleradas, pero que son poca cosa, no son parte de la cultura ilustrada. Y esta es un herencia de la Ilustración, eh.


Hay mucha gente que habla mal de otras religiones o de las religiones, les toma el pelo, digamos que juguetea con las religiones de los otros. Y estos provocan y puede pasar lo que le podría pasar al doctor Gasbarri si dice algo en contra de mi mamá, ¿no? Es decir, ¡hay un límite!


Cada religión tiene dignidad, cualquier religión que respeta la vida, la persona humana. Y yo no puedo tomarle el pelo. Y esto es un límite. Tomé este ejemplo de límite, para decir que en esto de la libertad de expresión hay límites, como el de mi mamá. No sé si logré responder la pregunta.»
    ¿Acaso esto no es así? Entendamos que el Papa lo que hace es poner los pies en el suelo, es decir, ir al mundo real, no a la bóveda celeste de los santos; y en el mundo real, ante una provocación como la que pone de ejemplo, la reacción más lógica y probable es la respuesta violenta. El grado de violencia dependerá de muchos factores, especialmente del «soporte psíquico y espiritual» del provocado, pero esperar la respuesta «santa» del que pone la otra mejilla, no es algo real; esto no resta fuerza al deseable esfuerzo personal que deberíamos todos hacer para apaciguar la ira que surge normalmente ante la provocación.
     En los días que suguieron a los atentados de París, muchos han manifestado inequívocamente su rechazo a estos asesinatos, los cuales que el propio Papa califica como «aberración«, pero también hay quien ha señalado, no sin razón, que la mal entendida «libertad de expresión» había traspasado sus límites éticos en las publicaciones de Charlie Hebdo, al ofender y ridiculizar al extremo la religión musulmana (como ha hecho esta publicación hasta la saciedad con la religión cristiana).
     Tanto es así, que las nuevas publicaciones de la revista tras los atentados, volviendo a cariturizar a Mahoma, han provocado en Níger una nueva escalada de violencia donde para colmo la han pagado con la comunidad cristiana, quemando varias Iglesias y matando a algunos de sus ocupantes. Pero eso sí, el presidente francés sale al paso diciendo que muchos pueblos no conocen el valor de la intocable e universal libertad de expresión.
    ¿Y qué ha querido expresar el Papa con su ejemplo del insulto a la madre? Pues simplemente lo que dicta el sentido común: la provocación no es gratuita, y el respeto a los demás pone límites a la libertad de expresión. 
¿Es esto apología del terrorismo? O, sin llegar tan lejos: ¿de verdad es imprudente la manifestación del Papa a este respecto? ¿No es más imprudente empecinarse en dejar rienda suelta a esta libertad de expresión y permitir que se siga ridiculizando y ofendiendo la fe de tantas personas, a la espera de una venganza segura?

    Para hacernos entrar en esta necesaria reflexión, el pontífice se ha valido de la frescura del dialogo cercano, espontáneo, algo que añade un valor muy apreciado por quienes lo escuchamos, pues sus palabras no se rigen por la medida del discurso exquisitamente preparado y encorsetado en formulismos que nunca podría ser igual de cálido.





    Discurso del Papa en la Universidad de Manila

     En esta ocasión el Papa, que también llevaba preparado su discurso, lo dejó aparcado y se dedicó a contestar en clave humana y teológica a las inquietudes que presentaron 4 jóvenes. La intervención completa del Papa la puedes leer aquí, aunque os dejo abajo el video. Es una auténtica maravilla cómo el Papa da sus respuestas a estos jóvenes, incluso lo intenta con la única pregunta «que no tiene respuesta«, una pregunta que presentó una chica, Gyzelle, con el rostro cubierto de lágrimas: «¿por qué sufren los niños?»

   Lo mejor llega al final, cuando el propio Francisco admite que se ha apartado completamente del protocolo:

«Esto es lo que hoy quisiera decirles a ustedes. Perdónenme porque no leí casi nada de lo que tenía preparado, pero hay una frase que me consuela un poquito: “La realidad es superior a la idea” y la realidad que ellos plantearon, la realidad de ustedes, es superior a todas las ideas que yo había preparado. Gracias, muchas gracias y recen por mí.»



     Sobre la paternidad responsable.

     Ha sido la última «sorpresa» del Papa. De nuevo en la distensión de un vuelo, le toca dar una «pista» sobre su posición respecto al asunto de la natalidad y la paternidad responsable. Volvemos a pisar la realidad y a ir directo al grano, algo estrictamente necesario en la Iglesia de hoy:
      «Para ser un buen católico no hace falta ser como los conejos ¿no?»




     Me quito el sombrero por muchos motivos, sobre todo, por poner el énfasis en la clave de los asuntos, abriendo una perspectiva a la que algunas veces no llegamos por estar encasillados en ideas rígidas. Hay quienes atisban por ejemplo la posibilidad de que, en determinadas circunstancias, se «dispense» el uso de algunos métodos anticonceptivos no abortivos como medio de planificar los embarazos ejerciendo esa paternidad responsable (el llamado «método natural» falla en muchas ocasiones, incluso en matrimonios experimentados). De nuevo, la realidad es superior a la idea. En fin, Dios dirá…
    

1ª mitad de la campaña: haciendo realidad nuestro proyecto solidario.

        Los plazos están para complirlos, y el final del 2014 nos trajo la primera gran alegría de nuestro primer proyecto solidario. Este semestre ha dado mucho de sí, pero intuímos que ésto no ha hecho más que empezar.
      Comencemos diciendo que 2014 fue el año en el que nació nuestro proyecto «Jardín de gente» abanderado por BRIN express. En primer lugar hubo que asimilar el reto de hacer compatible nuestro negocio, que de por sí tiene muy poco margen, con un compromiso solidario del que resultase una ayuda efectiva al final de la campaña. 
     Una vez que se concretó esta fórmula de rendimiento económico, denominada «comprimiso 007», se eligió el primer beneficiario, en este caso la ong «Asociación para la solidaridad», por lo que estuvimos entrevistándonos con sus responsables y recabando información sobre sus actividades. 


     Por último, se seleccionó un objetivo, vinculado en este caso con la localidad hondureña de Trojes, como ya os dimos a conocer. Nuestra aportación ha sido un granito de arena en la construcción de este salón de usos múltiples que ya casi está terminado en su fase de obra civil, y que ayudará a hacer la vida un poco más fácil a los habitantes de esta aldea de Honduras.



     Aún quedan labores de terminación y un mobiliario adecuado, pero ya podemos decir que este proyecto se ha hecho realidad.
     Respecto a nuestra plataforma «Jardín de gente«, falta aún mucha labor promocional, no sólo para que nuestros clientes sepan que forman parte de esta aventura solidaria, sino también para ir poco a poco «contagiando» esta iniciativa que vincula la actividad empresarial con la práctica de una solidaridad que tan necesaria es hoy en día. A este espíritu altruísta que queremos que se implante con rigor en nuestra filosofía de empresa le hemos llamado Solidaridad express, y nos hace ilusión que nuestro cliente se identifique con él y forme parte del mismo.

Objetivo conseguido

    A todo esto, ya han pasado los seis meses que nos marcamos como meta, y llega la hora de hacer balance de los resultados obtenidos. Nuestro compromiso 007, aplicado a las ventas netas de combustible en este período, ha arrojado la cifra de 1.873 €. Ayer fue el día consensuado para hacer efectiva esta primera entrega, al mismo tiempo que iniciamos el segundo semestre de ayuda a esta ONG, completando así nuestra campaña anual, y para ello nos trasladamos a la sede de Asociación para la solidaridad en Granada. Allí, tras un agradable y fraternal encuentro, los responsables de AS nos obsequiaron con este emotivo regalo:

     Es lógico el afecto y alegría en estos momentos,pues hacer efectiva una labor solidaria en estos tiempos es un pequeño milagro. BRINexpress, gracias a sus clientes, ha hecho una pequeña parte, pero las empresas están compuestas por personas concretas, y en la nuestra, tenemos que agradecer el esfuerzo de todos los que la integran.
     En primer lugar, nuestro agradecimiento a Manuel Barragán y María Espinar, propietarios de la empresa y quienes nos han alentado a poner en marcha este capítulo solidario. En administración sus nombres son Grant, Maria Isabel y Rocío. Como encargado general contamos siempre con Emilio Salas, y al frente del cañón, muy en contacto con nuestro cliente, están: Sandra, Francisco, David Alcántara, David Fernández, Carlos, Gregorio, José Luis y Javier. Todos ellos hacen posible que BRIN les siga atendiendo con ilusión.
     Y no olvidamos el esfuerzo de los voluntarios de Asociación para la Solidaridad, que donan su tiempo y esfuerzo desde la logística que todo equipo necesita, e incluso ponen su vida en manos de los demás atendiendo las necesidades en el «frente de batalla». Desde aquí nuestro agradecimiento y reconocimiento.


     Y por supuesto, seguimos contando contigo, nuestro cliente habitual, ya que con tu repostaje en BRIN express te conviertes en el auténtico motor de Solidaridad express. Gracias, tu fidelidad es nuestro premio.


      Ahora toca iniciar la segunda mitad de la campaña con AS, y ya hemos elegido el proyecto en el queremos colaborar, muy bonito y necesario. ¿Quieres conocerlo? En unos días estaremos de vuelta por aquí para contártelo. Hasta entonces… y feliz repostaje.